Wednesday, 16 April 2014

El fiasco de Aladdin en Broadway


Disney no ha podido igualar el éxito de El rey león con ninguna de sus otras producciones teatrales basadas en sus películas de dibujos animados. Mary Poppins tuvo que cerrar antes de tiempo en Londres y La Sirenita, tras las devastadoras críticas del estreno ha sido objeto de profundas modificaciones para encontrar el efecto de El rey león pero en el reino submarino. Por eso todas las esperanzas estaban puestas en Aladdin, cuya versión musical ha desembarcado finalmente en Broadway con una acogida tibia.


Musicanismos no ha tenido la oportunidad de ver el musical pero lo poco que nos han dejado ver a través de los vídeos promocionales, los videos pirata y las actuaciones en programas de televisión, nos ha quitado toda esperanza. Al igual que en La Sirenita los responsables de Aladdin han creído que cuanto más color y más bailarines en escena mejor, cuanto más look de revista más calidad. Pero lo único que consigue es darle un aspecto barato y vulgar que elimina todo el atractivo. Para empezar ese Agrava de cartón piedra como de portal de Belén quita toda la gracia que podría tener un comienzo espectacular como es Arabian Nights, que en esta ocasión interpreta el Genio -cuya actuación eso sí, nos ha encantado-. Y para terminar esos pordioseros, rateros y demás ciudadanos vestidos con ricas y coloridas telas que sonríen porque el espectáculo debe continuar.

Cualquiera podría alegar que La bella y la bestia es un espectáculo tradicional y al uso que sigue gustando, pero es que llegó antes de El rey león, y aún así triunfa sobre todo en los países en los que el musical no es una disciplina mayoritaria.

Lo que hizo grande a El rey león fue su originalidad y su contención en la puesta en escena y en las interpretaciones. Había coreografías pero éstas eran exóticas, cargadas de emoción, no tres bailarines disfrazados de jirafa dando brincos y sonriendo al público. Con Aladdin Disney ha perdido la oportunidad, por segunda vez tras La Sirenita, de ofrecer un espectáculo rompedor que revolucione el teatro musical contemporáneo.


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