Sunday 9 November 2008

Nuestro sueño de cualquier noche del año



El festival LesGaiCinemad nos ha traído este año un poquito de fantasía. Los zombies maricas del alemán Bruce LaBruce nos han regalado uno de los grandes momentos de la edición (¡bendita paranoia berlinesa!). Durante la proyección de la cinta, titulada Otto: Up with Dead People asistí por primera vez al espectáculo que supone observar cómo se marchan muchos espectadores horrorizados y/o hastiados por lo que estaban viendo. Otro de los puntazos ha sido Were the world mine, una fantasía musical inspirada en El sueño de una noche de verano de Shakespeare. Cante, baile, disfraces, color, macizos sin camiseta y textos de Shakespeare ¡Más que prometedor!

Tom Gustafson es el artífice de esta película que parte de una socorrida trama habitual en el cine que trata la homosexualidad en la adolescencia/juventud como Get Real: Thomas, un chaval normalito, es continuamente acosado por sus compañeros, a causa de sus inclinaciones artísticas y nada deportivas, cuestión que se acentúa en un colegio masculino como el suyo, sin la vía de escape femenina. Sus únicos amigos son un chico y una chica fuera de lo normal. Vive con su progenitora, una joven madre coraje (Judy Mclane, cantante de Mamma Mia!)que se marcha de casa con su hijo cuando su marido y padre del muchachín lo echa de casa por

¡MARICÓN!

Ahora ella busca trabajo de lo que sea y acaba vendiendo cosméticos a domicilio bajo la supervisión de la estirada, retrógrada (algo habitual en el pequeño pueblo en el que habitan) y neurótica esposa del director del instituto. Mientras tanto, en las clases de Literatura, la excéntrica profesora (Wendy Robbie), amante de Shakespeare y hermana gemela de Tori Amos, ha decidido que para el festival de primavera los alumnos representarán A Midnight's summmer dream. En un un colegio íntegramente masculino, los roles femeninos, LÓGICAMENTE, tendrán que ser interpretados por ¡chicos! Esos indómitos guerreros que pasan tantas horas jugando al rugby y molestando a Thomas. Pero uno de ellos, el exitoso y masculino capitán del equipo DOTADO de mayor sensibilidad lo trata con más respeto e incluso CARIÑO.

Harto de todo y todos, Thomas decide preparar aquella pócima que Oberón encarga a Robin en la obra, y que verterá sobre los ojos de los atenienses para que se enamoren de la primera persona que vean. Así, con semejante potingue, el joven, sensible y harto de todo, logra sembrar el caos, o el amor que viene a ser lo mismo, por todo el pueblo al rociar aquel jugo de la pasión sobre sus habitantes. Entre ellos, el capitán del equipo que cumplirá sus sueños más íntimos.

Con los escasos segundos musicales que se pueden escuchar en el tráiler y la excesiva y cursi puesta en escena que muestran de refilón, yo estaba dispuesto a rendirme ante aquel delirio tan denostado hoy en día (y en noche). Pero es que no resultaba hortera, ni forzado, ni fuera de lugar, sino una onírica recreación, muy propia de videoclip noventero, y bucólica de los deseos de cualquier adolescente trastornado pero optimista. LÁSTIMA que los números musicales escasearan porque la calidad era inusitada. Todo sonaba a nuevo. Nada más empezar, sentía que me esperaba el musical pop contemporáneo definitivo, pero todo se quedó en un sueño (y no de medianoche). Por suerte, un bálsamo similar al que prepara Thomas fluyó, en este caso, por mis oídos que pude identificar como al mejor Brian Eno produciendo un disco pop para Sigur Ros, con letras de Rufus Wainwright (gracias a Jessica Floge. ¿Te haces una idea? Pues por si me he explicado mal, te dejo con el tráiler para que decidas por ti mismo/a.



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