Maureen Callahan ha escrito una de las primeras biografías sobre Lady Gaga, titulada Poker face "El ascenso imparable de una diva". Esta periodista ha sido durante siete años redactora jefe del New York Post y crítica musical para varias revistas como Spin o New York y ha sido propuesta para el Pulitzer por el New York Post. Por ello nos parece uno de los pocos textos recomendables que hasta ahora se han publicado de la cantante. La traducción es pésima, pero ofrece una perspectiva de los comienzos de Stefani Germanotta y de las condiciones en las que se fraguó su ascenso. Esta inteligente periodista, además ofrece una de las mejores comparaciones entre Madonna y gaga que nunca hemos leido. Tras conseguir apaciguar nuestra envidia malsana por no haber escrito nosotros algo así, transcribimos el fragmento para elevarlo a la categoría de conclusión (por el momento, "jajaja") del debate entre la diva consolidad con 30 años de reinado y la recién llegada que arrasa pero aún tiene mucho que demostrar.
"La deuda con Madonna es indudablemente la mayor que tiene Gaga. No solo porque ambas comparten unos orígenes similares -de buena chica italiana católica renegada que se abre camino en el mundo del espectáculo y el arte de Nueva York con poco dinero, poseída por la monomaníaca obsesión de convertirse en la estrella más importante del mundo-, sino porque se parecen mucho tanto en lo concerniente a su personalidad como al desarrollo de su carrera.
Como Madonna, Gaga hace suyos elementos de la cultura gay y contribuye al mismo tiempo a ella con su música provocativamente sexual, sus vídeos y actuaciones, su pública falta de seriedad con su propia orientación sexual y su temprana dedicación a causas controvertidas como el activismo en el ámbito del VIH. En sus espectáculos en directo hay un coro de bailarines maculinos descamisados, todos ellos con el pecho afeitado y una entrepierna descomunal, a los que ella llama <
También como Madonna, está constantemente metamorfoseándose: trata su personalidad como un objeto maleable, asegura que cada encarnación constituye su verdadero yo, y ahora habla, como Madonna hacía de un modo tan exasperante, entrecortadamente y con un deje vagamente británico. [...] El hecho de que Gaga copie y se apropie de muchos de sus precursores en la cultura pop es, de por sí, una meta-referencia a Madonna. La Madonna representada esta noche [por el concierto del que habla Maureen], sin embargo, es la encarnación de la <
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