Anoche tuvo lugar la última función en el Teatro Real de la ópera La Página en Blanco, un estreno absoluto con libreto y música de Pilar Jurado, la soprano mariliendre por excelencia de nuestro panorama. Si ya te has aburrido de leer, pincha en este link, que seguramente te parecerá más entretenido). No comprendemos la manía wagneriana de que los mismos compositores escriban sus libretos. ¿Quién les ha dado a entender que serán capaces de escribir algo interesante? Por respeto al público sobre todo. Seguramente habrá más de uno muy dotado para ello, pero no siempre es así, y para algo existen los guionistas o los literatos reputados siempre dispuestos a participar en un proyecto así. Además, en nuestro patrimonio dramático hay miles de obras esperando su oportunidad de debutar en un teatro lírico. Sin emabrgo, nos alegramos de que por fin, una mujer sea la compositora de una ópera.
Lo que nos ofrece la señora Jurado es un thriller psicológico con un texto de principiante, con dirección escénica de David Hermann, escenografía de Alexander Polzin y dirección musical de Titus Engel… El protagonista es un compositor (¡oh metaópera! Qué brillante!) que ha perdido la inspiración en medio de la creación de una gran ópera, y se lamenta en su aséptica casa donde conserva una estrafalaria colección de aves disecadas. Un día recibe un correo electrónico (atención que la Jurado incorpora el prehistórico pitidito de e-mail recibido) que contiene las partituras ¡que acaba de componer! Y, para más inri, su exmujer lo amenaza con desplumarle.
En medio de situación tan caótica, que él supera indemne vestido como un moderno con pantalón de cintura alta con cinturón y pañuelo romántico al cuello, tiene su primera entrevista con la soprano que va a interpretar el papel protagonista… Ella admite que la partitura es una mierda, pero acaban enamorándose. Sin embargo, algo raro se teje a espaldas del músico… El empresario, un amigo íntimo, su exmujer y la cantante se traen algo sucio entre manos… Algo perverso que nos hará reflexionar sobre el hambre de trascendencia artística y la muerte. Todo eso aderezado con un innecesario epílogo de seis minutos de gritos y más gritos.
La partitura no es nada desagradable ni complicada, pese a tratarse de música recién compuesta. Alban Berg, Janaçek o incluso Verdi, suenan más rompedores, y quizá peca de ser demasiado básica la mayoría de las veces. Jurado es de las que opina, como el señor Balada, que la electrónica es para bastardos ¡a la mierda los sonidos del siglo XXI y que un buen coro rollo eclesiástico o unas buenas campanas tubulares son muy modernas (¿verdad Mike Olfield?). gracias a su libreto, su original utilización de los instrumentos y sus dos pedazo de teclados que aquello parecía un concierto de Mecano. Aunque el sonido era opuesto a las dulces melodías de Ana, Jose y Nacho. Tomando prestados adjetivos de otros ámbitos, podríamos decir que es siniestra, oscura, como si fuera la banda sonora de una película de terror. Casi echábamos de menos aquel Viaje a Simorgh de Sánchez Verdú, que tanto nos impactó, nos fascinó y nos removió las entrañas (en todas sus acepciones metafóricas). ¿Por qué la música contemporánea tiene que sonar a Pesadilla en Elm Street? ¿Es una moda? ¿Hay algún manual que determine que para ser música contemporánea y rompedora debe provocarte pesadillas por la noche? El cubismo puede asustar o resultar desagradable, pero también puede resultar arrebatadoramente armonioso y elegante. Hay una ópera contemporánea que nos gusta mucho, y eso que la parte vocal recuerda al cacareo de las gallinas. Sobre todo porque no suena a Chucky. Se trata de Luci mie traditrici de Sciarrino. Parte de un libreto antiguo, lo que ya le da un aire muy particular, pero su música es bella y única. Si no lo crees, pincha aquí.
Está bien que se creen este tipo de espectáculos, pero no tiene por qué ser necesariamente en el Teatro Real y con los mastodónticos presupuestos que se manejan. Sobre todo cuando se trata de amiguismos y no de apostar por talentos emergentes que pueden. Como saben que no va a ir ni el Tato a verlo, la incluyen en el abono para que, si eres una señora emperlada y enlacada o un muy lustroso caballero y empresario, la vayas a ver por aburrimiento o por equivocación, pensando que venías a Los Hugonotes que también ha estado en cartel, aunque en versión concierto.
Pero por suerte podemos acabar con una buena noticia, porque parece que el Teatro Real contará en 2012 con una ópera apta para frikis. Atento: Willem Dafoe y la actriz y performer Marina Abramovic protagonizarán el montaje La vida y muerte de Marina Abramovic. Se trata de un espectáculo basado en la vida de Abramovic, madre de la performance con música original y tradicional y canciones compuestas e interpretadas por Antony Hegarty de Antony & The Johnsons. Un espectáculo atípico lleno de estrellas en colaboración que posiblemente llegue al Teatro Real de Madrid la próxima temporada.
Y no creas que nos hemos olvidado del próximo estreno de El Rey León en Madrid para otoño.
2 comments:
Vaya, vaya, este blog empieza atener un nivelazo; cómo te gusta jugar con fuego :D
jaja lo de pinchar el link si ya te has aburrido,recien empezado el texto es muy divertido jaja
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