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Los nuevos videoclips de Britney Spears y Rihanna tienen muchos puntos en común. Ambas se han marchado a las islas británicas para rodarlo, y sendos videos giran en torno a una pareja en busca de problemas. Britney Spears continua con esa faceta entre traviesa y "mala" que está mostrando desde Blackout con un video en el que muestra todo lo que no debe hacer una niña bien. Si en 2001 las asociaciones de padres responsables y cristianos ponían el grito en el cielo por sus movimientos sensuales, hoy en día, pedirían una orden de busca y captura tra este video. En Criminal hay violencia machista, robo a mano armada y mucho zorrerío. Esta floja revisión de Bonnie & Clyde supone uno de los hitos en la carrera audiovisual de la de Lusiana. La dirección artística es una de las mejores que hemos visto en los últimos tiempos y sale más guapa que nunca. Está claro que Britney no habría sido tan artísticamente ambiciosa si no fuera por Katy Perry o Lady Gaga. Cuando parecía que el videoclip estaba muerto, varios artistas han seguido apostando por él al crear ambiciosos y divertidos proyectos. En todo este proceso, el product placement, ha tenido gran parte de la culpa, aunque lleve a aberraciones tan escalofriantes como que Britney Spears lleve un vestido de noche con un reloj deportivo en la muñeca.

Rihanna también nos ha sorprendido mucho. Esta modesta cantante no era más que otra "guarrila" más del pop que sabái menear la "caja de la mierda", sin embargo el éxito de Pon de Replay, de Umbrella o Don't Stop the Music lograron elevar su status de estrella mundial intocable. En sus últimos cuatro discos, que publica como churros ha ido sofisticando su imagen, acertando con los colaboracores y creando tendencia. Ahora, a un año de haber editado Only Girl (in the World), Who's That Chick o S&M, lanza We Found Love, una acertadísima colaboración con Calvin Harris que sirve para inagurar su disco Talk That Talk. Un himno que combina los mejores trucos dance actuales con los de los noventa, cuyo videoclip fue grabado en Irlanda. Como si se tratara de una película independiente de bajo coste, Rihanna encarna a una adolescente de extrarradio que se comporta como una auténtica gamberra, una Vicky Pollard negra, cuando va por ahí con su novio. Deja atrás su aspecto de niña buena y modosita y se lanza de lleno a las drogas y el alcohol para dar ejemplo a sus fans menores de catorce años. El video comienza con unas reflexiones en las que Riri pone acento irlandés mientras un piano pone de fondo la nota melancólica. Por un momento creemos que se va a arrancar por Never Ever de All Saints ("A few questions that I need to know..."). La de Barbados se ha puesto las pilas. Cuando parecía que la industria se iba al garete, unas cuantas se mantienen bien sujetas al mástil del buque.