Musicanismos envió el viernes a un corresponsal al concierto de Laura Pausini. Rubén P. Pacheco estuvo allí y ahora nos cuenta todo acerca de esta auténtica diva italiana.
En 2012 la Pausini llega a Madrid seis meses después de publicar Inédito", un aparente paso atrás en su discografía (aún no ha sido certificado oro en España) que esconde alguna de sus producciones más ambiciosas. Su primer single, Bienvenido, sólo ha podido convertirse un clásico en su país natal, y la rígida estructura de las radios musicales en España ha dejado invisible al resto de singles, y ni Jamás abandoné ni Bastaba han gozado apenas de airplay. Esto poco ha importado a las cerca de 10.000 personas que se concentraron el viernes en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid, con la intención de disfrutar de un espectáculo que consiguió emocionar hasta los novios de aquellas chicas que crecieron escuchando La soledad en 1994. El concierto, de casi dos horas y media, no tenía una clara separación en bloques; si acaso por los cambios de vestuario. Laura Pausini conseguía una fluida interpretación de canciones complementadas con proyecciones sencilla (la pantalla central estaba enmarcada por cuatro columnas clásicas) y de unos bailarines que para los miembros de Musicanismos no encajaban con la puesta en escena del show, ni siquiera con aquellos temas donde los arreglos rockeros (Emergencia de amor) o dance (en el medley Surrender/Bellisimo così) ponían en pie al público, entregado desde la primera canción.
Fue Bienvenido el tema que abrió poco después de las nueve, y que liberó la cascada de éxitos, siempre con el poderío vocal de la italiana como estandarte. De hecho, ése fue el comentario más repetido durante el concierto, la enorme capacidad de las cuerdas vocales de una artista más conocida por sus agradables melodías que por sus melismas. Gracias al aluvión clásicos, y a su cercanía con losfans, nos sentimos de lo más cómodo (Escucha atento, El amor que no se ve, Volveré junto a ti), e incluso en sus nuevas producciones se escuchaban coros espontáneos.
Uno de los momentos más intensos llegó con el medley que aglutinaba sus primeros hits: Inolvidable, Amores extraños y La soledad, el público se mantuvo en pie diez minutos y aquellas adolescentes noventeras derramaron lágrimas por la emoción. Sin embargo, poco después llegó el primer y único traspiés del recital fue la interpretación de Inédito, sin duda la mejor canción del último álbum, que quedó deslucida por el uso de una guitarra que la propia Laura Pausini que incluso provocó que se olvidara de la letra.
Fue en la recta final donde se produjeron los momentos más emotivos: desde Se fue, en clave dance, hasta la que podría ser su mejor canción, Entre tú y mil mares, hasta En cambio no, cantada con el público. Aún faltaban dos bises para finalizar, y la artista no quiso dejar de pasar la oportunidad de volver a poner al público en pie. Recurrió a uno de sus singles más efectivos, Y mi banda toca el rock, para volver a calmar los ánimos y dejarnos con la piel de gallina gracias a Jamás abandoné. Después de agradecer a cada uno de los asistentes su presencia , y de recordar la importancia de España en su carrera, la diva dijo adiós recurriendo al estribillo de Las cosas que vives, y dejando una dulce y agradable sensación en el público, y deseando que su próximo tour vuelva a recalar en la capital española en un par de años.
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