Anoche tuvieron lugar en Belfast uno de las galas de los European Music Awards de MTV más aburridas de toda su existencia. Aún estamos saboreando la gala que el año pasado se lecebró en madrid y que tantos bits derramó en internet. Por suerte, su carismática presentadora, una jovencísima y encantadora Selena Gómez hizo lo posible por mejorar las cosas. Sin embargo el ritmo y las actuaciones no estuvieron a la altura. Un ejemplo de la decadencia de la gala fue la presencia de David Hasselhoff como especia de co-presentador mendigo deambulante que parecía estar medio drogado durante todo el show. Tanto que yo temía por la integridad de la señorita Gómez cuando salían juntos.
Como siempre, el reparto de premios es lo que menos nos importa, sobre todo porque han cometido el sinsentido de otorgar el premio a Mejor Directo a Katy Perry, las grullas deben sentirse orgullosas de ser reconocidas por MTV. Lady Gaga fue la gran triunfadora por encima de ella (por cierto, Ana Marcos en El País, asegura que la cantante californiana de I Kissed a Girl es británica). Así se han invertido las tornas de los VMAs donde arrasó la Perry. Entre las actuaciones más interesantes estuvieron las de LMFAO que aparecieron en una cebra gigante para interpretar su Party Rock Anthem. El resto delas actuaciones las ofrecieron lso de siempre... y es que sin una actuación de Madonna estas galas decaen una barbaridad.
Los pesados de Coldplay se subieron al escenario para seguir demostrando lo enrollados que son. Su música pierde interés a medida que crecen los músculos de Chris Martin. También actuaron David Guetta, Taio Cruz, Jessie J (impresionante vestuario y cuerpo de baile) , Bruno Mars o el pubescente Justin Bieber, que cada vez se parece más a Hillary Swank con pelo pincho. La gala se cerró con la banda Queen, que se llevó esa noche el premio de Global Icon . Esta vez contaron con la voz del histriónico y emperifollado Adam Lambert quien, sin duda alguna, estropeó las tres canciones, trilladísimas, que interpretaron: The Show Must Go On, We Will Rock You y We Are The Champions.
Pero lo que nosotros ansíabamos y temíamos era la actuación de Lady Gaga. La neoyorquina presentaba quinto single de Born This Way, Marry the Night por primera vez alejada de un piano y lo que nos ofreció fue mucho ruido y pocas nueces. Gaga ha aprendido que una buena escenografía es vital, pero últimamente se le va mucho la mano y todo se queda en merca coreografía. Subida en una enorme luna, con llamaradas al fondo y vestida con un incómodo traje de Paco Rabanne a medio camino entre platillo volante y cafetera. La mitad de la actuación se la pasó parada sobre la media luna, y es que con tanta parafernalia no tenía mucho margen de movimiento. Actuó con el rostro escondido bajo el sombrero.
Lo que Gaga no ha tenido en cuenta es que el rostro es vital cuando una diva está actuando, es una manera de empatizar con el público. Por eso resulta completamente antipática mientras se desgañita intentando llegar a las notas en las que grabó la canción. En la segunda parte de la canción, la muchacha se deshace de la parafernalia y aparece en un mini traje de dos piezas una Gaga que baila como loca. Ahí sí que demuestra su valía, aunque los movimientos de baile sean poco precisos. Gracias a ese momento, la actuación vale la pena, pero no gracias a la escenografía, muy bonita, pero absolutamente inútil.
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