La ideología y la política han jugado en contra de Vives, pues cuando se exhumó su cadáver porque ya no había sitio en el cementerio de Barcelona para echar a una fosa común sus restos, nadie quería hacerse cargo del muerto. Ni siquiera el pueblo de Collbató al pie de las montañas donde había nacido. Fue finalmente el Orfeó que él había creado junto a Lluís Millet quien se encargó de homenajearlo y reubicar los restos de su fundador.
Por si no sabes de quién hablamos, basta decirte que este señor fue el compositor de algunas de las zarzuelas más ilustres que programan: Maruxa de marcado sabor gallego -era sensible a otros "regionalismos"-, Bohemios y Doña Francisquita -!que más castiza no pue ser!- pero también canciones en catalán que se han convertido en himnos, como L'Emigrant o Follies i paisatges. Lo que hoy en día consideraríamos un auténtico crossover que se ha convertido en una de las piezas clave de la música española del siglo XX.
Lo que propone Boadella, que vino a Madrid a arroparse bajo un gobierno autonómico tan poco proclive a simpatizar con los nacionalismos, es un acercamiento para todos los públicos al personaje y a su zarzuela. Pone en boca de Vives que en Cataluña o sigues sus normas o estás fuera. Entendemos esa postura, pero también entendenmos que els països catalans han sufrido una represión tan grande, que tienen todo el derecho a reivindicar su lugar. En ciertos casos con radicalismos, pero es que con el gobierno estatal que tenemos ahora, ¡como para andarse con blandezas!

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