Y el pasado sábado surtieron efecto los dos primeros requisitos. Dinamarca arrasó, como ya se intuía, gracias a Only Teardrops. Está claro que para triunfar hay que dar un toque étnico y místico a tu canción, incluir unos tamborcitos, algo de viento madera y listo, éxito al canto. Así fue Fly On The Winds of Love, Every Way That I can -más o menos, Fairytale de Noruega en 2009 -en este caso con violines en vez de vientos,o el claro ejemplo de la ucraniana Ruslana en 2004 que aunaba temazo, divorra, vestuario salvaje, chulazos bailarines y toques étnicos por doquier.
Y si no la balada arrasadora como el Believe de Dima Bilan o el Molitva de Marija Serifovic que incluía vientos,
El Mediterráneo nos ha ofrecido un etnodance delicioso con Helena Paparizou y Sertab Erener como mejores ejemplos, aunque el gran éxito de estos últimos años ha sido Euphoria, un temazo que un año después sigue tan fresco como el primer día. Y es que sin duda alguna los suecos saben hacerlo muuuuuy bien. Sin ellos no existiría el pop ni en Occidente ni en Oriente.
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