Al margen de este escollo al que ya nos hemos acostumbrado, este reestreno cuenta con una escenografía distinta, mucho más sencilla, resultado de su gira por España -con lo que molaba el interior de la iglesia original-, y con un reparto sin grandes nombres más allá de Javier Godino o Jaime Zataraín, al que ya pudimos ver también en Mas de cien mentiras. Esto no se podría considerar un problema, si no fuera porque se les nota algo destemplados y poco empastados. Quizá todavía no han tenido tiempo para ajustar el papel, pero nos da en la nariz, y en los oídos, que es más una cuestión de mal casting que de falta de práctica. Y es que casi que se echa de menos un reparto con María Blanco, Pablo Puyol, Armando Pita y Adrián Lastra a la cabeza, o incluso a Gisela, Naim Thomas, Toni Viñals, o Carlos Benito -que aquí está de cover- en la versión barcelonesa.
En la nueva versión de 40 El Musical, que viene a sustituir a Más de cien mentiras, se incluye Solamente tú de Pablo Alborán. Era inevitable que el hit del nuevo Alejandro Sanz, el niño mimado de la industria sonase entre Camilo Sesto, Dover, Hombres G, Aerosmith, Miguel Bosé, La Oreja de Van Gogh, Nena Daconte o El Canto del Loco (¡que tienen dos canciones en el musical!) Nos soprende, eso sí, que no hay nada ni de Maná, Estopa o Melendi, cuyas letra, de amor, canalladas o noches locas, seguramente podrían adaptarse mejor a esta historia blanca, folletinesca, en el que se dejan de lado las drogas y otros temas más turbios (que ya han aparecido en Hoy no me puedo levantar o el musical con canciones de Sabina).
Lo importante en esta trama es el paso de la adolescencia a la madurez, un camino con diferentes rutas para que todos los espectadores, los que ahora tienen 50, como los que tienen 20, se sientan identificados. La exposición de problemas de antaño como llegar virgen al matrimonio, de ahora como la salida del armario o de siempre como el padre que deja de mantener a sus hijos caprichosos para que se busquen la vida, ayuda a esta identificación multigeneracional.
Nos soprende que Miquel Fernández, al que hace poco pudimos ver protagonizando El último jinete, dirija este montaje con libreto de Daniel Sánchez Arévalo, experto en conflictos juveniles con un toque nostálgico. Las coreografías de Noemí Cabrera nos siguen gustando mucho y el cuerpo de baile, pese a resultar muy homogéneo en su aspecto -en estos musicales urbanos el gusto está en la variedad- nos ha sorprendido gratamente.
40 El Musical te entusiasmará a quien quiera ir al teatro a que canciones de toda la vida (y sobre todo los últimos quince años) le sorprendan tras mucho tiempo sin escucharlas, con una historia sencilla y una escenografía sin sorpresas. Os dejamos con fragmentos del estreno en Madrid ya que aún no poseemos imágenes del nuevo montaje.
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