El debut de Lana del Rey

Esta semana Madonna y Lana del Rey han sido las estrellas de Facebook. Ambas han copado los links, videos y comentarios de millones de usuarios en todo el mundo, y no sin motivo. Madonna porque ha ofrecido un excelente comeback y Lana porque ha lanzado por fin su album debut, después de tantos meses de espera. Tras desechar todas aquellas canciones que supuestamente formaban parte de su primer disco: un batido agridulce de influencias: desde la música y el estilo de Nancy Sinatra al pop independiente más recalcitrante, la muchacha se decanta por un estilo más sinfónico, velado por una acusada languidez y unos ecos del electropop ochentero más decadente. Además de a Bowie y Lou Reed, esta muchacha, que ha pasado varias veces por el quirófano del cirujano plástico para afilar su belleza, ha escuchado concienzudamente el Impossible Princess de Kylie Minogue (en particular canciones como Breathe), el Happiness de Hurts o cualquiera de Moorcheba o Florence + The Machine.

Sin embargo su estilo se encuadra más dentro del pop independiente -con una serie de características comunes- que del mainstream... pese a que las fronteras están más desdibujadas que nunca. Ha sido una auténtica sorpresa, pues las expectativas eran altas, y con temas como Videogames o Blue Jeans, el riesgo de cagarla era alto. Quiza el mayor error del disco sea su homogeneidad... todas las canciones contienen los mismos elementos lo que hace que a la tercera o cuarta escucha siga siendo dificil diferenciar unas composiciones de otras. Por eso tiene momentos altos y bajos, pero esa manera tan sensual y teatral de cantar salva la situación... La muchacha ha asegurado que no sacará otro disco más... Puede que sea una buena idea, así no se quema y nos queda el buen recuerdo de este momento, donde ofrece uno de los trabajos más imaginativos del panorama, y no sufre una degradación como Gaga. Si tenemos que elegir una canción, la nuestra es National Anthem, un tema épico.