Los puristas que critican a Nancys Rubias por vender humo, por ser un grupo de mentira, no consiguen más que amargarse la existencia. Si las travestis y la prima están ahí es porque hay un público que los sigue, una masa juvenil que busca productos que le divierta, sin importar su naturaleza y que regalen sueños y fantasía. Es una máxima de la teoría publicitaria vender productos enmarcándos en un mundo ideal donde todo es perfecto siempre y cuando se posea el elemento anunciado. La música, el cine y casi todas las expresiones artísticas tienen entre sus virtudes, evadirnos y contarnos que hay algo especial en la vida y que podemos formar parte de ello. Disney lo sabe muy bien, y las grandes estrellas como Elvis, Michael Jackson o Madonna también. Incluso para vender hamburguesas hay que utilizar fantasía, si no que se lo pregunten a los fundadores de McDonalds, de Peggy Sue o Tommy Mel's.
Madonna no es sólo sus canciones, sino sus mil abalorios, su pelo cardado, sus pechos de cono, sus bailes sofisticados, al igual que Michael Jackson quien redondeaba su producto con sus pasos de baile, su guante de lentejuelas o sus imponentes videoclips. Cierto es que en ellos el talento no falta (menos Madonna, que no ha sido agraciada por la Madre naturaleza con una voz portentosa), y que por eso han sido respetados, pero las Nancys Rubias, lidarada por Mario Vaquerizo son hijas de la industria musical,, que como bien sabemos, dese hace décadas y es una factoría de productos, en la que puede haber talento o no.
Está claro que gracias a su reality Vaquerizo ha construido un personaje que es casi como un líder de masas: tiene un programa político -me refiero a una amplia visión de la organización social-, sabe pasárselo bien, ser amigo de todo el mundo y vivir sin apreturas económicas. Un ejemplo para mucha gente en la "España de la picaresca" y sobre todo en los tiempos de crisis. Han creado una familia televisiva pues en el concierto del pasado sábado eran tan importantes ellos como América, la madre de Alaska o Pablito, el hijo de sus amigos al que a veces cuidan, que estuvieron por allí.
Mario Vaquerizo y sus amigas han encontrado un público para su pseudoproducto -lo decimos con cariño-, hacen playback y lo suyo es todo pose ¿Y qué? Nosotros no escuchamos sus canciones, ni vamos a alabar su manera de participar en la industria musical, pero nos fascinan como fenómeno y que tengan tantos seguidores. ¿Serán un producto rápidamente perecedero? ¿Se reinventarán como Alaska? No creo que ni a ellas les preocupe... ¿O y alo tienen todo calculado?
1 comment:
Definitivamente me encuentro en la misma situación: fascinado. No por ellos, si no por el proceso.
Como indicador de que se reinventarán: Nancy Travesti está aprendiendo a tocar la guitarra.
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