Lucirse

Bisbal es Miguel Molina, Raphael, Concha Piquer. Un símbolo de los tiempos, una masa para aglutinar sin opiniones sobre nada, sin actitud. Dispuesto a todo y a todas las causas... "¡Que acabe ya la revuelta por favor!" El twitter le ha jugado una mala pasada, pero no sé si cantar el tema principal de Torrente le ha salido más barato. Una pasta se habrá embolsado, pero la mofa a la que se le ha sometido no es chica. No creemos que se trate de un ejercicio de cinismo por parte del Almeriense. Lo creeríamos si hubieran sido Fangoria o Los Planetas los intérpretes del tema, como ya hiciera Joaquín Sabina, ese elegante Torrente de la Gauche Divine con Apatrullando la ciudad.

David Bisbal es una bandera con patas y rizos que representa a la nación de centros comerciales, Bershka, Telecinco, churrerías ambulantes, y canis que sólo pisan la Gran Vía cuando es Navidad. Ya no hay tapetes por doquier, ni gitanas sobre la tele sino muebles de Ikea y móviles de última generación expulsando a toda tralla, clásicos del Jump Style, Melendi y Don Omar.

Como buena mascota patria, interpretó uno de los himnos del Mundial y ahora pretende robarle a los modernos nostálgicos la Nocilla con una patética campaña publicitaria. Hace diez años, todos creían en la superioridad artística de Bisbal... de hecho a día de hoy es más célebre que Bustamante. Pero éste ha sabido ganarse el respeto de todos y, según informaciones de gente que ha trabajado con él, no tiene un pelo de tonto. Sin embargo, nuestro ricitos rojigualdo no hace más que encargarse con cada nueva aparición de dejar claro su pertenencia a esa gran masa, ingente, amorfa de españoles que no hacen -¿debería decir hacemos?- nada para conseguir que, todos juntos salgamos de la MIERDA -Scheisse en alemán, gracias Gaga-. No haremos nada mientras no nos falte Gran Hermano, Sálvame, algo de suelto para copas, ropa barata,tuenti, twitter, Los Planetas y bufandas del Barça, el Madrid y su puta madre. ¡Ah! y por supuesto, Bisbalín.





Léelo en Musicanismos