Tuesday 22 February 2011

Primera parte

Somos testigos de la prueba de fuego de una aspirante a leyenda. Hasta ahora el viento ha soplado a su favor. Nos ha sorprendido en varias ocasiones como una maestra del ilusionismo con la ventaja de que nadie esperaba nada de ella. Por eso ha podido llegar tan alto, porque la mediocridad imperante entre las divas, y el despiste de Madonna, dejó el campo libre para que cualquier propuesta mínimamente original, contradictoria y catalizadora de la estética del momento saciara el apetito de música y teatro de millones de jóvenes.

Mientras que su música es un pastiche donde colaboran raperos, djs y estrellas del pop, su actitud está más cerca de la de Kiss o Grace Jones que de la de Britney, Shakira y Kylie, que son pura mojigatería y venden la actitud “Marilyn”, una bomba sexual, inocente y encantadora. Madonna también lo ha intentado, pero su lado más tosco, masculino y “rebelde” siempre ha provocado que parezca una machorra de club de alterne que una princesita. Gaga (no ha hecho falta nombrarla hasta el segundo párrafo) se afana en mostrar su lado más punk, y llevaba a rajatabla hasta hace poco el Do-It-Yourself. La mayor parte del vestuario que lució en sus inicios, como el sujetador de espejos que luce en el video de Just Dance, lo confeccionaba ella misma, al igual que ciertos bolsos que luce en ocasiones. En su última entrevista para Vanity Fair, explicaba cómo customizó un célebre bolso Birkin -de Hermès- con graffitis en japonés y taiwanés. También sus salidas de tono sobre el escenario tienen reminiscencias de la actitud punk. Hay momentos míticos como cuando toca las cuerdas de la guitarra eléctrica con el tacón o cuando afirma que las drogas no son tan malas y tiene que pedir disculpas porque hay menores en la sala o cuando le arrancó la cabeza a un peluche de Papá Noel. Sin embargo, su entera pertenencia al sistema convierte ese toque punk en pura impostura.

El abismo entre carga sexual, violencia y público infantil es uno de los principales problemas del “teen pop”. Se da por supuesto que el público infantil también es parte del target de este estilo musical, o mejor dicho, de la tajada del mercado. Sin embargo, los mensajes, la estética, o la fuerte carga sexual no son lo más indicado para esas los menores de trece años. ¿Cómo han podido permitir los progenitores de niñas prepúberes que éstas calzasen mallas ajustadas y tops para sus pechos planos para entonar “My loneliness is killing me… Hit/give me baby one more time”? Luego los padres Bushvotantes se reclaman justicia a las discográficas y a la MTV. “Oiga, que a la Spears esa se le ve demasiado la pechuga, y canta no sé qué de que es una esclava para ti”. Sin embargo así ganan todos, menos las niñas, claro. Unos porque obtienen publicidad, otros porque sienten que están haciendo una buena labor protegiendo a sus vástagos.

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