
Grandes pantallas, coloridos videoclips, potentes juegos de luces, varios cambios de vestuario y un gran recinto abarrotado son los elementos de las nuevas presentaciones en directo de la Pausini al borde de la década. Algo similiar a lo que mostró en San Siro hace dos años. A ella no le hace falta menear el trasero de forma esquizoide rodeada de un vigoréxico cuerpo de baile para ofrecer una experiencia pop redonda. Entre el público predominaban los veinteañeros que hace década y media entonaban Se fue o La Soledad, que sonaron como fin de fiesta, aunque aclaró que no lo hacía como ejercicio de nostalgia sino como tributo a su pasado porque "no hay que avergonzarse nunca de los comienzos". Pero todos los allí congregados, muchas parejas de chicas y chicos pues es una diva con gran número de seguidores gays y podría decirse que es una absoluta diva lésbica, parecían rendirse con el mismo entusiasmo ante los dos temas que interpretó inmediatamente antes y que pertenecen a sus dos últimos álbumes, Yo canto y Primavera anticipada, ala vez dos himnos pausinianos que estremecieron al respetable al que arrancó del asiento (ya que todo el recinto, hasta la platea, fue ocupado con asientos al estilo europeo).

Puntual como pocos comienza el recital. Aún faltan unos cuantos “concertgoers” rezagados cuando la música hace vibrar las gradas de metal a eso de las 21.35. Se escuchan los latidos de un corazón y sobre una gran tela se proyecta un video de Laura disfrazada de boxeadora dando leches a diestro y siniestro. Tras el vasto tejido se intuye la silueta, ya inconfundible, de la italiana que entona los primeros versos de En cambio no, single presentación de Primavera anticipada ¿Una balada para abrir un macroconcierto? Pues sí, y todo el mundo fascinado con la presencia de la oronda figura de esta bella morena, de portentosa voz en directo, embutida en un vestido negro elegido por un estilista con mucho sentido del humor. Queriendo ofrecer una imagen actual, vemos a Laura peleando contra sí misma al estilo Die Another Day de Madonna en el Sticky & Sweet Tour. Del boxeo al estilo urbano, una Laura from the block irrumpe en la megapantalla mientras entona una novedosa revisión de Escucha a tu corazón con ecos del techno-r&b de Timbaland. Con el ambiente bien caldeado se saca de la manga uno de los singles predilectos de sus seguidores, Como si no nos hubiéramos amado de Escucha. Sin detenerse llega el primer popurrí de la noche (¿por qué utilizar medley si existe un término en castellano?), formado por Dispárame dispara, Bendita pasión, Mi perspectiva y Háblame ¡toma ya! Un trallazo de temas recientes (de esta década) que invitan al público a desgañitarse con cada nueva melodía.
Sin miedo a que pueda enfriarse el cotarro se arranca con otra de las versiones de Yo canto, se trata del calmo Destino paraíso, a la que sigue la marchosa remezcla de Emergencia de amor, todo un exitazo en España, tras el que se marcha a cambiarse los atavíos. Tras el primer modelito, cualquier cosa podía esperarse. Las pantallas se llenan con las imágenes del videoclip de Un fatto ovvio, en el que se narra la apocalíptica historia de una pareja que vive en un hipotético mundo en el que las relaciones amorosas están prohibidas. El modelito no defrauda, un prieto vaquero y una "curiosa" camiseta de tirantes dorada para interpretar esta sentida balada en castellano, Un hecho obvio. La pieza termina con el primer mensaje de la noche durante la cual nos sorprenderá en su faceta de filósofa elemental: "El que ama verdaderamente es libre de verdad". Pero... ¿acaso nos explica cómo se ama verdaderamente? ¿Acaso sus canciones de amor sin concesones, exagerado y desaforado describen esa maravillosa manera de amar que nos liberará? Antes de que tuviera tiempo para ensimismarme en este tipo de cavilaciones nos azotó otra ráfaga del pasado, de nuevo en forma de balada sobre el amor adolescente, Amores extraños, que conmovía a los infantes de los 90, pero dudo yo de que haga sentir algo a los de la generación Física o Química.

Sin darnos cuenta entramos en la recta final del concierto en donde se dan cita los éxitos clásicos, los nuevos y sus temas favoritos, como la pastelosa Inolvidable (con un momento de olvido de la letra que subsana cantándonos en italiano), Y mi banda toca el rock, con uno de los mejores videos en el que se puede ver a Laura con diferentes looks, muy al estilo de Cher, una revisión funky de Entre tú y mil mares, una cañera Escucha atento y lo que muchos llevábamos toda la noche esperando ¡Primavera anticipada! Quizá sus últimas composiciones no han tenido el mismo calado social que las primeras en nuestro país, pero por Europa y Latinoamérica sus grandes éxitos los ha cosechado durante esta década. Y Primavera anticipada es uno de ellos. Sin James Blunt, interpretó el single mientras una lluvia de confeti caía sobre el escenario.
Tras hacer la pantomima de que se despedía del público y decirle cuánto lo quería y lo echaba de menos, regresó al escenario con un vestido plateado y botas de oso polar para regalar uno de sus temas predilectos en directo, Yo canto, y sus dos clásicos, Se Fue y La soledad, con la mirada bullendo de pasión y entusiasmo. Con esa combinación tuvo contento a todo el personal hasta que se marchó, tras casi dos horas y media, al ritmo de los acordes finales de En cambio no. Las opiniones que se podían escuchar eran todas positivas, tanto los convencidos como los peganos salían del Telefónica Arena de la Casa de Campo de Madrid admirados por la experiencia que habían vivido. Carisma, belleza, altas dosis de romanticismo, algo de mojigatería, descaro y mucha actitud. Ojalá no haya que esperar otros quince años para tenerla de nuevo en directo.
Fotografías de Marta Ferrer, Rosa María Cañas, Javier Guijarro y Antonio F.