Thursday 1 March 2012

La chica de las flores en el pelo

Estas semanas Madonna y Lana del Rey han sido las estrellas de Facebook. Ambas han copado los links, videos y comentarios de millones de usuarios en todo el mundo, y no sin motivo. Madonna porque ha ofrecido un excelente comeback y Lana porque ha lanzado por fin su album debut, después de tantos meses de espera. Tras desechar todas aquellas canciones que supuestamente formaban su primer disco y que suponían un batido agridulce de influencias: desde la música y el estilo de Nancy Sinatra al pop independiente más recalcitrante, la muchacha se decanta por un estilo más sinfónico, velado por una languidez y unos ecos del electropop ochentero más decadente. Además de a Bowie y Lou Reed, esta muchacha, que ha pasado varias veces por el quirófano del cirujano plástico para afilar su belleza, ha escuchado concienzudamente el Impossible Princess de Kylie Minogue o el Happiness de Hurts –por poner un ejemplo reciente, pero que entronca con los New Romantics de los años 80-.

Algunos la celebran como la fruta fresca entre la ranciedad y la falta de originalidad entre el pop mainstream, otros la critican como otro movimiento de marketing más, como una inteligente estratagema de discográfica para hacernos creer que hemos sido el público quien la ha descubierto. Sea como sea, la chica parecía destinada al éxito y pretendía poner todas las herramientas necesarias al respecto. Empezando por su imagen que modificó quirúrgicamente –debatir los motivos no entran en nuestra jurisdicción- para parecerse a un híbrido de Marilyn Monroe, Jessica Rabbit y Julia Roberts, hasta su sonido. Para un fan de Britney Spears o Lady Gaga, Lana suena demasiado exótica, incluso un poquito aburrida, pero los que son capaces de ver más allá, descubren que tampoco lo es tanto.

La muchacha absorbe los esquemas y las maneras del pop menos mainstream –aunque también comercial- de las dos últimas décadas, desde Björk, pasando por Radiohead hasta Belle & Sebastian. Sus sintetizadores no son nítidos y sus estribillos no son simplemente felices o entusiastas, sino oscuros, ultrasensuales nostálgicos y con mucho efecto de eco. Sigue la máxima de hipsters y otros modernos, ser vintage, lánguida, tristona y pasada de rosca... un rarita de la clase con estilo, de las que saben que son cool.

Sin embargo no podemos hacer otra cosa que rendirnos ante su álbum debut –que sería el segundo, ya que por internet circula otro anterior nunca publicado-. Tras ver que Videogames y Blue Jeans han triunfado, la muchacha ideó Born To Die, con un videoclip cargado de simbólicas y bellas imágenes. Y poco después apareció el disco entero que sigue la misma senda. Mucha cuerda por aquí y por allá combinada inteligentemente con percusiones y sintetizadores, a demás e algún coro interesante como el que acompaña una de las mejores canciones National Anthem, que trata sobre el dinero y la fama. Dark Paradise o Summertime Sadness son dos de esos temas apasionados, como de banda sonora. Y luego están esos crossovers como Diet Mountain Dew, a medio camino entre el old school y el pop.

Según ha anunciado, Carmen será el próximo sencillo, uno de los temas más discretitos que recuerda a las baladas oscuras de los setenta. Como siempre, retro para estar de actualidad. La chica se apropia de la moda hipsters para venderla a nivel mundial a todo quisqui. Si Madonna –como antes sí-, Lady Gaga o Björk no lo hacen, tendrá que llegar otra para hacerlo. ¿Qué será de Lana del Rey?

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